domingo, junio 04, 2006

Sören escribía sin pensar demasiado en el orden de exposición, "total las cosas están conectadas eternamente", decía; no se sabía si había empezado por la introducción al tema, por el nudo o por el desenlace al tratar una idea. Obviamente, nada de esto se debía precisamente a una figura estilística lieteraria; todo nacía por su temprana resistencia a la Ley, un cuestionamiento infantil, pero no por eso intelectualmente despreciable, de toda norma impuesta.
Ya en la primaria mascullaba: "¿Por qué el agua es inscípida si yo le siento gusto a agua?". Además, una vez se encontró con un mesías de 10 años de edad que le dijo una frase que, seguramente, Sören no olvidará hasta que muera: "lo caliente es algo tan frío que te quema". Así, con estas subjetivizaciones, su destino estaba signado: eterno cuestionador del Orden dado, ya sea físico o metafísico. Así, su vida desbordaba de anormalidad, pero cada una de esas anormalidades (aunque el término sea paradójico porque eran anormalidades normadas) eran propias y por eso tenían una justificación filosófica que encubría su manifiesta anarquía... Sören era existencialista, todo en él proyectaba subjetividad; era su tabla de surf (de la que tal vez en algún momento vuelva a hablar), y con ella hacía miles de piruetas; en una de ellas, se hizo constructivista y miraba a la realidad como miraba al puente colgante y sus guirnaldas.
Sören ni siquiera releía lo que escribía. Era un infante caprichoso pero lo escondía bajo su filosofía subjetivamente adquirida y, entonces, esa negación a volver a releer lo escrito para mejorar su coherencia y contenido, se transformaba en una actitud opresora cuyo fin era renegar de lo espontáneo del espíritu, ir contra la libertad del alma, contra el "ser"...
"¿De qué quiero convencer? ¿Para qué, con qué intención? Cada uno tiene derecho a
sentir lo que le plazca, y a esperarlo también. ¿Quién soy yo para tratar de
hacer quiromancia del deseo expectante del otro y convencer de que sientan lo
que yo quiero? ¿Quiénes son ellos para exigirme cómo sentir? Si todos sabemos
que estamos unidos por las palabras y Dios está en ellas..."

Asunto terminado, exonerado de culpa y cargo... ¿No es lo mismo decir: ¡que se caguen!? ¿Hasta dónde llegaría con este ejemplo? ¿Cómo moverse en ese complejo universo donde todo adquiere la más extraña y variada forma? ¿Cuáles son los límites que alejan del abismo? Todas estas preguntas eran algunas de las cuales ocupaban la vida de Sören y a las que él dedicaba algún tiempo del día y, tal vez, toda la vida que se encuentra escondida detrás de los sueños...

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