sábado, septiembre 16, 2006

- Es verdad, Montsuel: soñar es mucho más que eso. Y precisamente por eso estamos acá. Estamos en una brecha y tenemos que darle nombre, ponerle palabras al vacío que tenemos en frente; tenemos que adornarlo, darle belleza, esa es la Revolución que nos toca. ¿Te acordás de "La historia sin fin", te acordás de "La Nada", te acordás cómo se peleaba contra ella? Tenemos que ponerle un nombre a nuestro deseo, es decidirse a crear algo nuestro. Por eso el nombre de este sitio. El neurótico está en un limbo: en un espacio entre el pasado y el futuro; en un dilema entre la repetición y la Creación, entre la continuación y el cambio. Lo normal nos fue impuesto y el Amor y la Creación son nuestro único parentesco con la Eternidad, pero a éstos últimos hay que inventarlos. El neurorevolucionario es un punto en el que se condensan todas las culturas, todas las religiones, todos los descubrimientos, toda la información... de un mundo transformado en imágenes y palabras. ¿Qué se hace con todo eso? En cada uno de nosotros se debate el cambio del mundo a partir de nuestro propio cambio interno, el mundo está en nuestras miradas y esto nos desborda; necesitamos empezar a darle forma, trazar nuestro rastro en la arena, construir nuestro castillo de nubes; somos cuellos de botellas de una inconmensurable Creación, necesitamos destilar nuestra gota, tal vez como una lágrima de poesía o una canción alegre... No sé, algo en vez de Nada. Empecemos...