martes, mayo 23, 2017

¿Puedo hablar...

de violencia de género? -dijo Sören, arriesgado.
Silencio... sonido de grillos.
- Bueno, quiero hablar de violencia de género; y de violencia en general también. Y ya que nadie dice algo que ya no conozcamos, quiero decirles que se me ocurrió algo; o me ocurrió algo. Viví una situación de miedo, pude verme dentro y fuera; pude verme como compañero negando la situación que sentía mi compañera en ese momento y pude verme sintiendo miedo y reaccionando a él con una forma para enfrentarme a mí miedo -en forma de negación, al sentir de otra forma la misma situación-. Y las palabras me cayeron como inmensos puentes hace un rato; puedo verme como persona y como varón; como varón también siento miedo. Como varón siento que tengo que resolver mis miedos como varón, entre varones, porque desde la otra orilla, la mujer siente que no es comprendida en su vulnerabilidad ante la violencia del varón. Como persona puedo entendernos con miedo; como varón sé lo que es la violencia física, entre varones, y cuáles son los motivos que pueden provocarla; las palabras pueden generar emociones muy intensas en los varones, los varones somos defensores de la cultura humana, en cualquier manifestación; es el mundo simbólico que impele a la cultura del varón a defenderlo con su cuerpo. En el mundo real, las mujeres son defensoras de la vida en cualquier manifestación; actos que no tengan esa conciencia de la vida genera emociones muy intensas en las mujeres; en ese momento, el mundo simbólico de la mujer, transmitido a través de las palabras, se torna tan denso y coherente que transforma la realidad. Como persona estoy presente sintiendo, luego pensando, diciendo, haciendo... Como personas, nos pueden hacer daño, cualquier otra persona, estamos todas expuestas; sabemos lo que es el abuso, sabemos lo que es permanecer en silencio, porque hay algo en lo cercano, grupal, social, que no comprende, que no reconoce, que no ve ciertas situaciones de violencia; es una sensación que se aprende de niño o de niña; si no, se conoce por algún medio informativo, informático. Y entre nosotras ¿qué está pasando?

En un momento, la mirada en la ronda de personas era esquivada. Todas miraban al celular.

- Este es el terreno del discurso; si lo leeríamos en feisbuq o en tuiter estaríamos en el reino del lenguaje; aquí, me estoy definiendo; si estuviese en el terreno del lenguaje, yo me trasciendo; en él soy tan poderoso que tengo a toda la humanidad aliada a lo que escribo. Aquí, en esta ronda, somos algunas personas cercanas, y sólo yo hablo; cuando hablamos con nuestra mente, quizá sólo recibiendo el calor del sol, y podemos ser coherentes, sabios, porque podemos ser muerte, capricho nefasto; sentir la claridad, que no es una marca de una bebida -todavía-, sino la sensación de una evidencia total, ahí está el poder original; y unos minutos de tibieza y un sostén aliado con la Tierra y las personas vecinas, crean la posibilidad de construir un elemento de información, de conciencia Humana; muchos científicos le llamarían luz o vibración...

Algunas personas conectaban íntegramente con todo lo que sucedía; otras parcialmente. Estas, en sus gestos de interés evasivo, no sabían que evidenciaban lo original no sabiendo, en lo discursivo, delante de toda esa gente, cómo demostrar la necesidad de información para la conexión cotidiana.

- ...Ahh! qué bronca! -Sören no aguantó el gesto de hastío-. De lo Micro se pasa a la Macro invasión. Esa es la verdadera evidencia que por tan evidente, pierde emocionalidad; y entre tanta máquina poderosa, tanto estímulo mercantil, las personas nos confundimos y nos tratamos como máquinas, como esos artefactos que producen los objetos, y servimos para servir, o para usar y dejar, o servimos para sobrevivir, o somos más que objetos, somos artistas para consumir, para comprar, para vender, estamos para no estar solas, para nunca dejarnos solas a solas, para pasar el tiempo en el mundo, para entrener, hacer algo loco, sorprendente como una imagen en un celular con un poquemon en la realidad virtual; y olvidamos, es un bucle eterno porque ya no sabemos contemplar lo nuevo, a la persona niña que hay en toda persona, y no tiene que ver con hacer monadas para que el adulto no se enoje con su desconexión cotidiana; son etapas de un proceso vital, es una fruta que en otro momento existió como semilla...

Había algunas bocas abiertas.

- Yo no soy yo; soy más lo que no digo; si estuviera leyendo un libro y hablara conmigo mismo sería en el todo mismo; flotaría en el mar que contiene a todo el universo ¿qué límites, chavón? ¿de qué límites mes estás hablando? Vos hablás y te sometés a vos mismo; y tus carteles te miran a donde quiera que vas. Yo soy un jugador empedernido y brillante albañil e inventor en una octava parte; otra  octava parte de mi es orador profesional -ahora entienden mi facilidad- y agricultor en climas adversos; y luego tres cuarta parte es artista televisivo, tejedora y administradora de posadas; y otra tres cuarta parte es madre y padre en situaciones urgentes, militar perseguido por desobedecer órdenes inhumanas y granjero; e imaginen que cada parte representa a una persona real, que yo puedo evidenciar y cada persona representa a su vez, a otras tantas partes...

Justo ahí, todas se miraron.

- ...entonces, en cada persona estamos contemplando el infinito; enseñemos o ensoñemos contemplándonos.

jueves, mayo 18, 2017

Camino de Corazones

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martes, mayo 02, 2017

Un recuerdo del azar

Nadie olvida que el loco Quiniela -apodo por su antiguo empleo de quinielero del barrio Candioti Norte- ha recorrido el mundo, especialmente los países de la europa mediterranea y muchos lugares del este de Asia; por eso se lo escucha con mucho respeto.
Aquí una anécdota de lo que recuerdo que él decía y hacía:
"Apenas detrás de los ojos de quien mira se halla la realidad. Y esa mirada transforma al otro. Si miras con temor, el otro se volverá valiente; tu mirada de esclavo encontrará la ilusión de tu amo y vestirás a tus pares como reyes"
Luego, ante el vacío asombrado
dibujaba en el aire unas palabras
que, como si uno fuera mariposa,
y ellas flores que del silencio florecen
invitaban a posar la atención sin prisa
para algo invisible, pero evidente, irradiarte:

"¿Qué arte te gusta? ¿Te gusta el arte?
¿el arte de helarte o el arte de despertarte?
¿el arte de distanciarte o el arte de integrarte?
¿el arte de dispersarte o el arte de focalizarte?
¿el arte de deslumbrarte o el arte de desnudarte?
¿el arte de excitarte o el arte de calmarte?
¿el arte de vomitarte o el arte de cuidarte?
¿el arte de dominarte o el arte de liberarte?
¿el arte de ilusionarte o el arte de mostrarte?
¿el arte de intimidarte o el arte de alegrarte?
¿el arte de ocultarte o el arte de enseñarte?
¿el arte de educarte o el arte de transformarte?
¿el arte de moralizarte o el arte de humanizarte?
¿el arte de alejarte o el arte de hermanarte?
¿el arte de vendarte o el arte de rebelarte?
¿el arte de comerciarte o el arte de brindarte?
¿el arte de sectorizarte o el arte de multiplicarte?
¿el arte de decorarte o el arte de personalizarte?
Quizá no es uno u otro.
Quizá es un círculo en movimiento
de un otro-aunarte es mimarte
sin mi-arte o
ignorarte parte."

Qué misterio el azar en los oficios y enlasartes.