viernes, octubre 27, 2017

La inhumanidad de Pez

¿Qué decir de esta enfermedad que sufro?
Se llama inhumanidad.
Es una enfermedad porque nadie quiere entenderla;
se la rechaza.
La persona siempre se cree solamente humana,
porque tiene boca, manos, ojos.
Por dentro es difícil verse; se corre un riesgo vital:
si te abrís te morís.
También es un riesgo psicológico:
si ves tus perversiones podés encerrarte en vos mismo.
O no: las podés iluminar. Porque somos, tu y yo,
reflejos de, y para, la luz.

La evidencia muestra que somos unos perversos, también.
(¿Nosotros no? ¿Sólo ellos?)
Un par de medias es una izquierda y una derecha.
Una persona es una parte masculina y femenina.
Un cuerpo es una parte concreta y otra simbólica;
O visible y no visible.
La música es sonido y silencio.
El verso, como la célula y la palabra,
trae su inverso, el para verse
negra obsidiana
también somos detrás del espejo.

¿Y la libertad?
Es también el límite autoimpuesto.
Si no decido poner límite a mi libertad
no soy libre.
Soy un libertino y/o totalitario,
y/o soy un obediente y/o limitado.

Ya no importa si hacemos la marcha o no;
ya no importa si el cuerpo tiene un nombre querido
o desconocido;
ya no es lo importante.
Ante tanta evidencia de que no nos importa que estamos
enfermos
lo que importa es compredernos para sanarnos.
¿Necesitamos un enemigo en común?
¿Nadie se mira al espejo?

Todos nos miramos. Hablamos de nosotros y lo que hacemos.
Por telecomunicación es más fácil y rápido.
Quizá vamos al trabajo para hablar de algo
no para transformarnos.

No detenernos a reflejarnos lo dicho, lo sentido;
por un momento,
decir "no entiendo", "¿por qué decís eso?",
"¿por qué hacés esto?";
sinceramente
¿tan poco sentimos lo que afectamos?
Es para saber qué parte de cada uno permanece oculta,
saber que el misterio nuestro
el más profundo
se encuentra esperando
dentro
en otra persona.

La
oscuridad
puede ser intimidante,
negada como propia.
La brutalidad, la idiotez, la ignorancia,
pueden ser atributos
fáciles de regalar a otras personas.
A nosotros nos recompensará ganar dinero
a ellos los castigará dios, la cárcel o el pueblo.

Difícil entender que no hay recompensa ni castigo;
sino personas, imaginando y no,
no ser el mundo que hacen día a día;
y también conciencia de vivir en un colectivo
llamado Tierra,
el primer ser vivo, diverso y multiverso conocido.
Luego usamos sus herramientas:
nuestros cuerpos, nuestras ideas
y sus palabras-herramientas,
los metales, los minerales, los vegetales, los animales...
Son, somos, sus herramientas para sentir,
para experimentar, para alimentar, para mejorar...
y nos regaló la libertad
veamos qué Amor podemos
hacer y ser con ella
quien espera esperanzada
que nos ofrendemos en cada cuerpo 
donde se levanta su catedral más bella.

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