martes, julio 11, 2017

Fragmento Novela 01

Pez no sabía si llamarle novela. A veces no la ve.
Era como un compendio decía. Comprendía y reía.
Entonces publicaba trozos en fragmentos de músicas.
Como en los manteles: los pasteles.

"- ¿Podrá ser que el reino del revés es el Capitalismo Bien Entendido?
* En Eleusis, el sacerdote suministraba la sustancia psicotrópica (que mueve la percepción psicológica a un lugar más amplio que incluye al cerebro) y la persona se transformaba y “sanaba” cambiando a otro estado cualitativo (si había debilidad, se obtenía fortaleza; si había ansiedad, se obtenía calma; si había dolor se lograba ser la alegría; y así… en lo que cada persona necesitara).
En el C.B.E. (3+2=5), el sacerdote es un psiquiatra oficializado por el Es tataá do. Y sólo administra drogas legales fabricadas por una industria que extrae la sustancia activa de las plantas (como la energía cradora de sus trabajador@s), sin saber cómo se fabrican y qué se siente al descubrirlas. La persona “transfor(to)mada” tiene múltiples efectos colaterales a nivel biológico por negar, el conocimiento oficial, el desconocimiento del esa otra lógica que nos contiene que es la Universal y/o Espiritual y/o Libertal. Y no se cambia, se vuelve a hacer lo mismo que se hacía antes.
* En América, la planta sagrada de tabaco, es un ser espiritual que se alía a la persona humana para recibir cosas, transformar deseos etéreos en realidades terrestres. La planta tiene una particularidad, como representante terrestre más original, de satisfacer deseos de (como ella lo manifiesta) abundancia, fortaleza, belleza, bienestar, inmunidad… Es un buen acuerdo usando el poder del fuego que todo transforma, o del agua que todo lo sostiene.
 En el C.B.E. (cúbico binómico eternizador), el deseo de calmar la ansiedad de la desconexión con la potencialidad de cumplimiento real de nuestras satisfacciones necesarias (sabiendo del inconciente colectivo, que la conexión puede estar en esa planta sagrada), se manifiesta en la compra de cigarrillos de tabaco con la adición de nicotina (entre otras sustancias química industriales); el acuerdo es monetario: uno vende su energía creadora a un patrón -diseño masculino- para reproducir una matriz -creación femenina- a cambio de dinero; el cual lo hace acceder a este pequeño templo moderno que se llama quiosco o supermercado (el gran templo es la ciudad y sus representantes los yo-pin!- center) y comprar el paquete que ilusionará el cambio (nunca de calidad, sino de cantidad -menor de tiempo, tantos puchos, menos nervios…-). El acuerdo (en negoción... digo en negación), es cumplir el fatalismo de una muerte en ese estado de conciencia mental (sóla mente mental), autoenvenenándose, autoenfermándose, autosometiñéndose, para sentir que el deseo impuesto tempranamente por represión, será cumplido por sí mismo, en alianza a otras personas “que les pasa igual”. El paquete muestra que a la parte sagrada de la planta americana se la ha cuadriculado, compactado, reducido a lo insignificante, se ha apretado, amuchado, etiquetado, sellado y coloreado superficialmente -tal cual podemos hacernos a nosotros mismos-."

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